Cómo crear una visión estratégica para convertir tus sueños en realidad

Te propongo el siguiente ejercicio:

Imagina tu día perfecto. Visualiza como sería tu vida si lograses aquello que anhelas.

¿Lo tienes? Perfecto.

Poseer una visión estratégica tiene que ver con una necesidad común en todas las personas: el deseo de crecer y mejorar.

Contar con una visión significa alimentar el deseo por conseguir algo de lo que careces en estos momentos.

Y el hecho de ir en su búsqueda para lograrlo te proporcionará una sensación de progreso, satisfacción y realización personal.

El primer paso para conseguir algo es imaginarlo. Solo puedes obtener aquello que previamente has imaginado.

Debes desarrollar una habilidad que te será de gran utilidad en la vida: crear en tu mente la visión ideal de tu futuro.

Poner la responsabilidad en ti mismo para alcanzar aquellos retos que te propongas no siempre es fácil pero la recompensa supera con creces el esfuerzo.

Simplemente, te haces responsable de tu futuro; en esto consiste la visión personal, moldear y construir tu propio futuro comprometiéndote con las acciones necesarias para hacerlo realidad.

La visión es el combustible que te alimenta e impulsa hacia el objetivo. La capacidad de liderar e influir en los demás depende de cómo seas capaz de comunicar y compartir esa visión al resto de personas.

Si crees que no posees la capacidad de visualizar su futuro, no te preocupes. Es normal.

La forma más fácil de hacerlo para crear tu primera aproximación es imaginar que tienes todos los recursos necesarios a tu alcance: tiempo y dinero ilimitado, conocimientos, experiencia, información. ¡Todo lo que necesitas!

En ese caso, ¿Qué harías y a qué te dedicarías? La respuesta a esa pregunta es tu sueño. Y tu sueño debe estar vinculado a tu visión estratégica.

La claridad precede a la visión

Las personas que viven enfocadas tienen una visión clara de quienes son y lo que quieren conseguir.

Esa visión suele ser la causa de la energía que se esconde detrás de cada persona comprometida con lo que hace.

La visión es también, el motivo que te aporta la fuerza suficiente para superar obstáculos, trabajar duro y perseverar aun en las condiciones más adversas.

Para ello, necesitas una imagen nítida, positiva y sugerente para ti de lo quieres conseguir. Debes tener claro en quién quieres convertirte. Sé creativo y no te impongas limites, piensa en todas las palabras que te describan y lo que quieres transmitir a los demás.

El objetivo es convertirte en alguien inspirador para la gente que te rodea. Un ejercicio muy estimulante que puedes hacer hoy mismo consiste en poner por escrito la visión de tu futuro ideal.

Antes de comenzar, ten en cuenta estas cuatro premisas:

  • La visión proviene de tu interior. No busques fuera, no persigas los sueños de otros, ni lo que personas cercanas, aun con buena intención, quieren para ti. Tu visión debe ser absolutamente personal. Descubre tus deseos y busca lo que de verdad te motiva.
  • La visión tiene que ver con tu historia. Tiene que ser auténtica, no pretendas ser quién no eres. Tiene que ver con tu pasado, con tu experiencia, sueños y motivaciones. Todos hemos pasado por acontecimientos clave en nuestras vidas que han marcado nuestra forma de entender la vida.
  • Tu visión tiene que conectar con tus seguidores. Una de las ventajas de contar con una visión definida es la posibilidad de contagiar a otras personas y conectarlos para avanzar juntos en la misma dirección. Actúa como un imán que atrae a las personas que se sienten identificadas con tus metas y desafíos.
  • Tu visión debe beneficiar a alguien más. Tiene que ser algo más importante que tú mismo. No se trata de ti, sino de cómo ayudas a otros a conseguir algo valioso. Tu visión debe contemplar el beneficio que obtienen otras personas gracias a ti y tu trabajo. Si no es así, puede que tu visión todavía sea demasiado pequeña y deba crecer.

Transformar los sueños en realidad

Establecer tu visión, tiene que ver con dar respuesta a tus deseos y necesidades. El secreto reside en identificar todas las formas posibles de satisfacerlas. Es tener una imagen mental de cómo quieres que sea tu mundo. Se trata de visualizar correctamente, para incrementar tus opciones de hacer tus sueños realidad.

Todas las personas tienen sueños e ilusiones que cumplir, pero no todas logran realizarlos porque nunca los transforman en objetivos concretos que alcanzar.

Tienes que sustituir la forma en que empleas tu lenguaje. En lugar de: “Me gustaría conseguir…” a: “quiero conseguirlo dentro de…”.

Hay que pasar de tener un bonito deseo a sentar las bases y empezar a trabajar para transformar ideas en algo más tangible, cercano y realizable.

Cuando defines exactamente lo que quieres, te mueves más rápido y de forma clara en esa dirección, con determinación y con tu mente plenamente enfocada.

Por ejemplo, si sales de casa con una lista de cosas para comprar, irás directamente a por ellas y al final del día las tendrás en tu despensa. Del mismo modo, en cualquier ámbito de tu vida, si eres capaz de escribir la lista detallada de tus deseos y necesidades, contarás con mayores posibilidades de conseguirlas. Si no lo haces así, puede que malgastes tus recursos actuando sin foco y ninguna intención definida.

Las 3 áreas claves para desarrollar una visión extraordinaria

Tener metas, aspiraciones y sueños, así como asumir retos y desafíos personales es esencial para disfrutar de una vida plena. Pero existe una trampa; llenar tu agenda de objetivos absurdos que no te llevan a ninguna parte, excepto a estar más ocupado y estresado.

Puede ser un trabajo, el dinero o cualquier cosa que creas que te puede hacer feliz, pero una vez conseguida te deja una sensación de vacío interior. Por ello, tu visión debe estar impregnada de logros extraordinarios que estén alineados con tu propósito personal. Objetivos audaces y retadores que te permitan dar lo mejor de ti mismo.

Tu visión debe estar en consonancia con tres grandes áreas de tu vida:

Área 1. Ser

Se trata de cómo quieres crecer. Se desarrolla en el ámbito de tu vida interior, tu vida intelectual y espiritual, tu salud, energía y vitalidad, las habilidades y hábitos que incorporas a tu identidad.

Área 2. Hacer

Son las cosas importantes que quieres llevar a cabo en tu vida, las experiencias que quieres tener, el entorno en el que te quieres desenvolver, los lugares que quieres visitar o dónde quieres vivir. Aquí entra también el trabajo que quieres desempeñar y las actividades creativas y de ocio de las que quieres disfrutar.

Área 3. Conectar

Es el área que te permite establecer una conexión profunda con otras personas. El ámbito de tus relaciones personales, tu pareja, familia, amigos y compañeros. Las cosas que quieres compartir con tus seres queridos, las personas que quieres conocer y que te pueden inspirar, las conversaciones que te interesan.

Estas tres áreas de tu vida te darán las respuestas clave para desarrollar tu propia visión de como imaginas el futuro. No te preocupes si no consigues tener una declaración de visión demasiado especifica al principio.

También es probable que tu planificación se vea ligeramente alterada cuando la enfrentes a la realidad. Surgirán obstáculos e imprevistos que requerirán de tu flexibilidad para adaptarte. Tu objetivo es realizar los cambios oportunos y mantenerte en dirección al objetivo.

Pero ten la certeza de que aparecerán oportunidades con las que no contabas y que te llevarán, con viento a favor y mayor velocidad, hacia tus metas.

En tu travesía necesitarás equilibrio y sabiduría, para tomar las mejores decisiones sin deslumbrarte por objetos brillantes que solo conseguirán distraerte y desviarte de tu meta.

Pero, sobretodo paciencia y perseverancia.

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