Como tener más confianza y desarrollar la mentalidad adecuada

Hace tiempo leí la historia de un hombre de negocios que estaba en apuros.

Había perdido algunas ventas importantes, y estas eran su última esperanza de saldar las muchas deudas que tenía.

El caso es que sus acreedores lo estaban acosando.

Estaba desesperado.

 

Ya no sabía si continuar luchando o declararse en bancarrota y abandonar. Dejarlo todo.

Así que, esa misma noche decidió dar un paseo por el parque, quería pensar para tomar una decisión.

La noche era cerrada y no había nadie, por eso le extrañó cuando a lo lejos vio aparecer a un señor mayor.

Al pasar junto a su lado, el anciano se detuvo y al ver a nuestro hombre tan abatido, le preguntó qué le pasaba.

Por alguna extraña razón le contó sus problemas.

El viejo escuchó con atención y luego le dijo:

 

“Creo que puedo ayudarte”

 

Sacó una chequera de su bolsillo, le preguntó al hombre cómo se llamaba y escribió un cheque a su nombre, se lo dió y le dijo:

 

“Coge este dinero. Nos volveremos a ver en este mismo sitio dentro de un año, y entonces me lo devolverás»

 

Dicho esto, el anciano se marchó.

Atónito, el hombre miró el cheque y vio la cantidad de un millón de dólares

Pensó que era una broma, hasta que leyó la firma.

En ella se podía leer con claridad: John D. Rockefeller.

 

Parecía increíble, había recibido un cheque por valor de un millón de dólares del hombre más rico del mundo en ese momento.

Es cierto, que Rockefeller se había ganado la fama de dar dinero a gente que lo necesitaba, por lo que no se extrañó tanto y solo pensó en la suerte que había tenido al cruzárselo esa noche en el parque.

Su primer pensamiento fue el de ir al día siguiente al banco y sacar el dinero para pagar todas sus deudas.

Pero luego decidió que, en vez de eso, pondría el cheque en su caja fuerte sabiendo que podría acceder a él en cualquier momento.

Saber que tenía ese colchón de dinero le permitiría actuar con más confianza y, puede que, darle un giro a su negocio.

Ilusionado y con renovado entusiasmo volvió a su empresa, habló con proveedores y clientes, renegoció deudas, estableció nuevas alianzas, y además, cerró varias ventas importantes.

 

Al cabo de unos meses su negocio estaba totalmente saneado y dando grandes beneficios.

Un año después de su afortunado encuentro, regresó al parque con el cheque sin cobrar en su mano.

Estaba deseando volver a ver al anciano para contarle todo lo que había pasado.

A la hora acordada, el viejo apareció.

 

Justo cuando se disponía a contarle su emocionante historia de éxito y devolverle el cheque, una enfermera salió detrás del anciano y le agarró el brazo.

En ese momento, se disculpó diciendo:

 

– “Espero que no lo haya estado molestando. El pobre está demente y a veces se escapa de nuestra residencia para decirle a la gente que es John D. Rockefeller”.

 

Dicho esto, se despidió alejándose con el viejo hombre.

Nuestro hombre se quedó parado, impactado.

Durante todo un año había trabajado con determinación, ilusión y energía, había negociado, comprado y vendido, para levantar el negocio de sus sueños.

Y todo, gracias a la confianza que le daba tener un millón de dólares y poder disponer de ellos si las cosas no iban bien.

 

De repente, se dio cuenta de que había tenido éxito, sólo basándose en la creencia de que poseía algo que era falso.

En el fondo, daba igual si era cierto o no.

 

Su propia confianza era la responsable de su éxito.

 

La conclusión que sacamos de esta pequeña historia es que tu objetivo número uno es alcanzar el mismo nivel de confianza de nuestro protagonista.

 

Tus creencias sobre tí y aquello que puedes lograr, determinan tus resultados.

Para desarrollar ese tipo de confianza solo debes repetir, una y otra vez, los pensamientos y acciones que te acerquen a tus objetivos.

Se trata de fortalecer tus «músculos mentales»

 

Y, la mejor forma de hacerlo, es empezar a actuar desde hoy mismo.

 

Carpe Diem

Emilio


 

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