Imagínate que un día me encuentro por la calle contigo y te pregunto, ¿qué harías si tuvieras una varita mágica que pudiera cambiar tu vida profesional y ofrecerte lo que deseas?
¡Piénsalo!
¿Ya lo has hecho?
Ahora imagínate que te pregunto ¿por qué no intentas hacerlo de todas formas, aunque no tengas ninguna varita mágica?
Piensa ahora tu respuesta.
Estoy seguro que casi puedo adivinar lo que has contestado. Seria algo similar a alguna de estas respuestas:
- Eso es imposible
- En mi caso es muy difícil conseguirlo
- No tengo tiempo para hacerlo
¿Es correcto?
Detrás de esas respuestas se esconde el miedo, que incluye todas sus variantes: ansiedad, nervios, inseguridad, dudas acerca de uno mismo, etc… (pon aquí la que más te guste a ti)
Ante la simple evocación de un reto profesional, tu mente te facilitará automáticamente cientos de excusas para ni siquiera intentarlo.
Recuerda que tu cerebro está diseñado para garantizar tu supervivencia y no para que te esfuerces poniendo en riesgo tu comodidad, en la búsqueda de una mayor felicidad.
Tu mente te ofrecerá un amplio muestrario de excusas, y la favorita es la de ¡no tengo tiempo!
Cuando alguien quiere disculparse por un trabajo mal hecho o por su ineptitud vuelve a poner la bendita frase ¡es que no he tenido tiempo!
De hecho, la usamos desde muy pequeñitos.
86.400 segundos para ti todos los días
Todos disfrutamos de un gran regalo que no es suficientemente valorado porque lo recibimos todos los días de nuestra existencia.
Es curioso ver cómo algunas personas se organizan de tal forma que les da tiempo a hacer muchísimas cosas y otras en cambio son un desastre y parecen como si nunca tuvieran tiempo para nada.
Pero una cosa es cierta, todos tenemos la misma cantidad de tiempo todos los días a nuestra disposición, lo que pasa es que no todos lo aprovechamos por igual.
¡86.400 segundos a nuestra entera disposición! ¡Todos los días!
Lo que no aprovechemos lo perderemos. Imagínate que fuera dinero y el que no gastaras lo perdieras. ¿Qué harías?
Seguro que lo gastarías en algo valioso que te proporcionara una experiencia maravillosa, o lo usas o lo pierdes.
Pues el tiempo funciona igual.
¿Por qué no lo inviertes o gastas en algo valioso que te proporcione experiencias fantásticas y te haga sentir especial?
Tiempo versus prioridades
Piensa por un instante acerca de las cosas que son importantes para ti.
Ahora, pregúntate si les estas dedicando el tiempo que se merecen.
Si la respuesta es no, entonces debes hacer cambios para equilibrar tu vida.
Stephen Covey nos cuenta en su libro Primero lo primero, que nuestra mayor frustración resulta de la brecha existente entre nuestro reloj, que representa nuestras citas, compromisos, horarios y actividades y la brújula, que representa nuestros valores, principios y todo lo que nos parece importante en nuestras vidas.
Si al cabo del tiempo, la brecha entre el reloj y la brújula es muy grande, es decir, entre las cosas a las que dedicamos nuestro tiempo y lo que es importante para nosotros, entonces surgirá una gran frustración e insatisfacción interior.
Esta frustración, en muchos casos, es la causa de trastornos tan comunes hoy en día como la depresión, ansiedad y otras enfermedades psicológicas, que surgen por una falta de sentido y propósito en la vida.
El tiempo no es oro
José Luis Sampedro, nos da la clave en esta frase cargada de sabiduría:
“El tiempo no es oro, el oro no vale nada. El tiempo es vida”
Y este concepto es clave. Sustituye a partir de ahora la palabra tiempo por la palabra vida.
El resultado es deslumbrante y revelador.
Debo confesarte que este descubrimiento me impactó poderosamente.
Cuando dices que estás perdiendo el tiempo en realidad lo que estás diciendo es que estás perdiendo la vida.
Sin embargo, regalamos con más facilidad nuestro tiempo que nuestro dinero, sin saber que realmente estamos dando nuestra vida.
Por tanto, no trates de ser mas eficiente haciendo cosas que no tienes que hacer o que no te aportan nada y empieza a dedicar tiempo a hacer cosas que verdaderamente sean importantes para ti. Esas cosas que, a largo plazo, te darán la felicidad.
Por esa razón, prioriza, dedica tu tiempo a tus prioridades y elimina el resto.
El día de la marmota
Seguro que has visto la película Atrapado en el tiempo que fue designada tesoro cinematográfico en Estados Unidos en 2006 y que hoy es reconocida como una de las mejores comedias de la historia del cine.
En ella, el protagonista (Bill Murray) un egocéntrico “hombre del tiempo” que viaja hasta Pensilvania para cubrir la celebración del Día de la Marmota, donde, según la tradición, la marmota saldrá y tras ver, o no, su sombra pronosticará la duración del invierno.
Este hombre detesta todo lo relacionado con este acontecimiento, pero, para su sorpresa cuando se levanta al día siguiente sigue siendo el día de la marmota, lo mismo sucede a la mañana siguiente y cada uno de los días siguientes cada despertar.
Está atrapado en el tiempo y no sabe cómo salir del bucle.
Este hecho, se presenta como una oportunidad para Phil (el protagonista) de replantearse cuestiones sobre su propia existencia.
Durante un tiempo se plantea disfrutar de los pequeños placeres y deseos de la vida, pero al final no le encuentra sentido a nada e intenta suicidarse.
No sirve de nada, a la mañana siguiente vuelve a estar ahí repitiéndose una vez más cada jornada.
En un momento de la película se produce un giro inesperado y Phil empieza a ayudar a los demás. A medida que va aumentando su generosidad empieza a sentirse bien consigo mismo.
Spoiler: al final consigue sentirse feliz.
La moraleja que sacamos de esta obra maestra es que la mayoría de nosotros vivimos en nuestro particular día de la marmota.
Perdidos en la monotonía de un trabajo que no nos aporta nada y con una existencia mediocre y sin sentido.
Es obvio, pero se nos olvida, la respuesta a nuestra felicidad está dentro de nosotros
Tus decisiones tienen el poder de cambiar tu vida
Por tanto, es hora de cambiar
“Si buscas resultados distintos no hagas siempre lo mismo”
Si quieres cambiar tu vida, tienes que empezar por hacer cosas diferentes, introducir pequeños cambios, modificar ciertos hábitos, actitudes y comportamientos.
La suma de pequeñas acciones dará como resultado un gran y espectacular cambio.
Aprende a planificar y repartir tu tiempo para ordenar tus ideas, identificar tus deseos y asegurarte que lo vas a emplear en algo importante para ti.
El factor más importante y determinante en tu calidad de vida es en qué empleas tu tiempo y depende de tu habilidad para establecer prioridades.
Tu futuro depende de las decisiones que tomes hoy mismo.
Dedica tiempo a convertirte en la persona que quieres ser. Conviértelo en tu prioridad.
Programa tu tiempo
Gary Keller y Jay Papasan, autores del libro Lo único nos cuentan que el éxito con mayúsculas aparece cuando uno dedica tiempo cada día a hacerse grande.
En el libro, nos dan las tres claves para obtener resultados extraordinarios y experimentar la grandeza, y consiste en programar tu tiempo de estas tres maneras y en este orden:
- Prográmate tiempo libre.
Las personas exitosas tienen tiempo libre. Si planificas con antelación tu tiempo libre estarás gestionando eficazmente tus prioridades. Necesitas descansar para recargar pilas y recompensarte. Resérvate fines de semana largos y vacaciones.
- Prográmate tiempo para “lo único”
Planifica tu cita más importante de cada día contigo mismo y dedícalo a “lo único” (aquello que has decidido que una vez conseguido te puede cambiar la vida).
- Prográmate tiempo para planificar
Realiza planificaciones mensuales, semanales y diarias que te marquen el rumbo hacia tus objetivos. Establece acciones concretas para llevar a cabo. Pregúntate: ¿Qué es lo mas importante que puedo hacer esta semana para lograr mi objetivo?
En tu caso, tu misión consiste en identificar “lo único”.
Un nuevo horizonte personal
Para obtener resultados tangibles tienes ante ti dos poderosos retos:
- Encontrar tiempo para ti a lo largo del día
- Dedicar ese tiempo a lo “único” verdaderamente importante
Asume que, difícilmente encontraras el éxito si no dedicas tiempo cada día a convertirte en la persona que deseas ser.
Esto es un compromiso contigo mismo.
Es sabido que determinadas acciones nos conducen hacia la felicidad, pero curiosamente no las hacemos.
¿Sabes cuál es la razón?
¡Estamos demasiado ocupados!
Demasiado ocupados haciendo cosas que no nos aportan nada
Así que ponte manos a la obra y decide ahora mismo de dónde vas a sacar tiempo para atraer tu felicidad.
En cuanto al segundo reto, para poder dedicar tiempo a lo que es importante, primero tienes que identificarlo.
Como decía Stephen Covey lo más importante es que lo importante sea realmente lo más importante.
Lo ideal sería que hicieses la lista de tus deseos y elijas entre ellos aquel objetivo que te puede proporcionar mayor satisfacción en caso de convertirlo en realidad, enfócate en él para lograrlo este mismo año.
Conecta con tu yo interior, que te debe guiar en este camino transformador.
Descubre tus recursos naturales, tus fortalezas, aquellos dones que te hacen diferente y apóyate en ellos para iniciar el camino de autodescubrimiento personal.
Pregúntate qué experiencias y emociones te gustaría tener y qué quieres ser y hacer en la vida.
Ve a por ello, inicia hoy mismo el camino hacia tu éxito personal con un primer paso.
Intenta acercar la brecha entre lo que te gustaría que fuera tu vida y lo que es realmente.
¿Qué acción concreta realizaras hoy mismo para empezar a disminuir esa brecha?
Te aseguro que, si haces algo, das ese primer paso, habrás tomado la iniciativa para controlar tu vida, aliviaras tu estrés y marcarás la senda de tu nueva vida.
¡Suerte, disfruta del camino!
P.D. Durante años, he ido recopilando los mejores secretos de transformación personal y profesional. Cada descubrimiento y cada idea me ha ido haciendo cada vez mejor. Ahora, he decidido compartir estas joyas contigo en mi newsletter TU COACH PERSONAL.
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2 comentarios en «Cómo dejar de ser esclavo de un trabajo que te frustra»
Lo leí hace un tiempo, y francamente me gusta y creo que sería bueno el plantear por lo menos en cada uno de nosotros cuál es nuestra felicidad. Gracias Emilio por esta guía. Un abrazo..
Gracias a ti, Fernando. Espero que nos veamos pronto. Un abrazo