Los líderes tienen visión; visualizan su futuro, tienen una idea clara de lo que quieren y un motivo por el cuál conseguirlo aunque todavía no sepan muy bien cómo hacerlo; esto los hace especiales. En esta época de cambios constantes y ritmo frenético es importante detenerse, parar durante unos momentos y decidir hacia dónde queremos ir, marcar nuestro rumbo para no ser arrastrados por la multitud que nos marca el camino “hacia ninguna parte”. Tómate una pausa para pensar quién eres realmente y hacia dónde vas. Cuando lo tengas claro piensa qué clase de futuro profesional quieres crear para ti y si está alineado con tus valores, pasión y habilidades.
Las personas nos convertimos en lo que pensamos la mayor parte del tiempo, por eso debemos estar orientados hacia el futuro, en lo que queremos lograr y hacia dónde queremos llegar. Cuando aprendamos a pensar como personas exitosas, estaremos muy cerca de convertirnos en personas exitosas.
En mis talleres de coaching animo a mis clientes a escribirse una carta a ellos mismos desde su futuro ideal una vez conseguidos sus objetivos y cumplido sus sueños; es un ejercicio fascinante que despierta la creatividad e imaginación y que obliga a replantearse como te gustaría que fuese tu vida. Te permite además, averiguar qué es lo que estás haciendo hoy en día y no contemplas hacer en el futuro y qué cosas que no haces hoy si te gustaría hacer algún día.
Diseñar metas funciona, pero muy pocos lo hacen, y menos aún las escriben y planifican. Por tanto, anímate a escribirlas y revísalas frecuentemente. Pero, no solo basta solo con escribirlas, tienes que visualizarlas y sentirlas como si las hubieras conseguido de verdad, los deportistas de élite ya lo hacen:
“…He jugado muchos torneos en mi mente antes de jugarlos en el campo y eso me ha servido de preparación y ensayo. Y es increíble como en la realidad se confirmaban mis expectativas.” Severiano Ballesteros.
Así que, visualízate dentro de 5, 10, o 15 años y descubre qué es lo que te gustaría que te estuviese pasando, imagínate como sería una película donde tú fueras el protagonista, qué cosas harías, qué cosas tendrías y qué comentarios harías, donde vivirías, con quien estarías, etc., aquí tienes una serie de preguntas para completar tu ejercicio:
- ¿En qué ciudad vivirías?
- ¿Qué tipo de casa tendrías?
- ¿Qué harías al despertarte?
- ¿Qué desayunarías y con quién?
- ¿Cómo te sentirías?
- ¿Cuál sería tu contribución a los demás?
- ¿Qué actividades físicas estarías haciendo?
- ¿Cuáles serían tus hobbies?
- ¿Qué tipo de ropa usarías?
- ¿A qué hora empezarías a trabajar?
- ¿Cuáles y como serian tus relaciones sociales?
- ¿Cómo sería tu situación económica?
- ¿Cuál sería tu propósito de vida?
- ¿Qué tipo de cosas materiales tendrías?
- ¿Cómo sería la relación con tu familia?
Ahora despierta de tu sueño y piensa que todavía estas a tiempo de conseguir muchas de estas cosas, ponte a trabajar para cambiar tu destino y disfrutar de él y enfócate en alinear tus objetivos personales con los profesionales.
Realiza y escribe una descripción detallada de cómo sería tu estudio de arquitectura, número y tipo de clientes, ingresos generados, que tipo de proyectos estarías realizando, quienes serían tus colaboradores, cual sería tu horario de trabajo, como te sentirías sobre tus habilidades, cuáles serían tus logros, que cosas exactamente estarías haciendo, como sería la infraestructura de tu negocio, como sería el local de trabajo, que superficie tendría, donde estaría ubicado, que harías al llegar y al salir, como sería un día típico de trabajo, que beneficios aportarías a la sociedad y cualquier cosa relacionada con tu trabajo que sea importante para ti.
Gonzalo García e Ignacio Dols en su imprescindible libro “Como conseguir más y mejores proyectos” Volumen 1 de la Colección Arquitecto y Profesión publicado por Gustavo Gili definen así el concepto de visión:
“La visión es la idea que el arquitecto tiene acerca del papel que quiere representar como profesional en el mercado. Dicho de otro modo, es la personalidad que el arquitecto quiere para sí mismo. La visión se configura, entre otras cosas, por:
- El mercado al que se decide servir (segmentación)
- El producto que se decide entregar (identidad del servicio)
- El sistema de creación del servicio (sistema de operaciones)”
La visión, por tanto debe ser clara y específica, lo más detallada posible, es como diseñar el plano de tu vivienda para luego poder construirla y de esto los arquitectos sabemos más que nadie, así que ¡Manos a la obra!